Presentación de La mano del verdugo
El veinte de diciembre tuvo lugar la presentación de La mano del verdugo en el Beer Station de Madrid. O quizá sería más exacto que la calificara como celebración, porque eso fue en lo que se convirtió. A pesar de las fechas, plagadas de cenas de empresa, y de los problemas de movilidad para acceder al centro de Madrid, la sala volvió a abarrotarse, como ya ocurriera en la presentación de Una muerte improvisada, un año atrás, con amigos y curiosos que acudieron para mostrarme su apoyo y brindarme su cariño.
Esta vez también me acompañaron Miguel Lago, (cómico de renombre, filólogo de educación y animal mediático por vocación) y el profesor Ángel Arias, erudito universitario que cometió el atrevimiento de comparar ciertos pasajes de La mano del verdugo con la obra de algunos de los grandes de nuestra literatura. Por pudor (y sensatez) no repetiré sus palabras que me produjeron cierto vértigo.
La velada fue de las que no se olvidan fácilmente; se desmenuzó la novela sin desvelar nada sobre su trama (algo muy complicado, creedme), charlamos sobre la psicología de los personajes y la metodología del escritor, del atractivo del mal, comenté algún aspecto del trabajo de investigación que hay tras toda obra policiaca, no faltaron pinceladas de humor, observaciones muy interesantes por parte del público e incluso el testimonio de una asistente que se había leído Una muerte improvisada (432 páginas) en tres días y La mano del verdugo (479 páginas) en tan solo dos.
Firmé un montón de ejemplares, (algo que hizo muy felices a los amigos de la editorial, Vaughan Systems, y a mí mismo), nos tomamos unas cervezas y seguimos un buen rato más charlando sobre esos personajes que un día comenzaron a cobrar vida en la pantalla de mi ordenador.
Ese es el milagro de la literatura: el vínculo secreto e íntimo que se establece entre un autor y sus lectores. Algo único y que merece ser cuidado.
Cuando acabé de escribir La mano del verdugo supe que la historia que se desarrollaba en sus páginas y los personajes que la vivían ya no me pertenecían. Ahora son vuestros compañeros de viaje.
Solo deseo, con una pizca de orgullo, que cuando lleguéis al final y conozcáis el desenlace, vosotros también experimentáis un pequeño vacío cuando ya no haya más páginas que volver.
Y, si soy sincero, también anhelo que estéis esperando, ansiosos, la próxima historia.
Ya estoy trabajando en ella.
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Vídeos de la presentación de La mano del verdugo (Vaughan Systems) con Miguel Lago y Ángel Arias
Gracias por leerme.