Este año sí me toca la Lotería…
Quizá te sientas identificado conmigo.
Soy una de esas personas a las que nunca les ha tocado la lotería.
Solo el reintegro, dos años. El resto, sequía absoluta. Y no será porque no lo he intentado…
He comprado el número del sitio donde suelo tomar café, del hotel donde he veraneado. El de la peña del hijo de ese amigo que juega al fútbol sala, el del trabajo, el de la familia… El de uno que una vez tuvo un sueño, el de mi fecha de nacimiento, el del día de mi boda… NADA.
He colocado el décimo de la ilusión en el árbol de Navidad. En el interior de una de mis novelas, junto al San Pancracio. En la fotografía de un ser querido que ya no está con nosotros, bajo la figura de Han Solo (porque es un contrabandista y ganó el Halcón Milenario jugando al sabacc…) NADA DE NADA.
Y debo admitir que me REVIENTA ver en televisión a personas con tres décimos del gordo diciendo que no les va a cambiar la vida o que ese dinerillo es para tapar agujeros.
¿Qué agujeros tienes que tapar tú con 800.000 euros? ¿Pasa el metro por tu salón?
Mis amigos están igual de hartos que yo. Así que este año hemos ido a por todas. Tras infiltrar a uno de los miembros de Comikazes en el anuncio del sorteo de Navidad, el mítico Mauro Muñiz de Urquiza, hemos comprado un número mágico: 40.004. Los últimos décimos de la última serie que quedaba por vender.
Algo me dice que este año va a ser el bueno.
¿O no…?